En la actividad de esta sesión se nos ha encargado la confección de un centro educativo de secundaria desde cero, partiendo de los presupuestos ideológicos que regirán la orientación de cada instituto.
La tarea se reveló mucho más difícil de lo que podría haber parecido. Cuando nuestro grupo comenzó a debatir los puntos básicos fue casi imposible determinar cuáles debían ser las ideas que promovería nuestro centro. Fue un caos y no porque no estuviésemos predispuestos a un diálogo sereno, sino por lo irreconciliable de muchas posturas. Al comparar nuestro batiburrillo con el programa fundacional que hicieron nuestros compañeros del primer grupo me di cuenta de nuestra situación. Ellos habían construido un centro religioso y privado, con las ideas fijas y escaso lugar para el debate. Es triste reconocerlo pero al final se imponen las ideas monolíticas a la perspectiva múltiple de un centro que apuesta por la diversidad, como se demostró en las presentaciones de los grupos. Sí, el reto de fundar y llevar a cabo un centro abierto a distintas ideas, tolerante y promotor del debate es mucho mayor, casi abocado al fracaso; a pesar de todo, merece la pena.
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